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Caucete, San Juan, Argentina
Ha publicado los libros de poesía Todos estamos solos (2002), Las Paredes y el Vacío (2005), Los Decepcionados (Editorial Poderosa Lectura, 2012), Vengo de donde lloran las rocas (Poderosa Lectura, 2018) y Desarmadero (El Andamio Ediciones, 2019).Ha trabajado como tallerista de lectura y escritura en los Centros de Actividades Juveniles, mediador de lectura en el proyecto educativo Bibliorodante para el Ministerio de Educación de San Juan. Los poemas, Soy una casa y Postal fueron incluidos en la Antología Federal de Poesía, Región Cuyo Andino (2016). Algunos poemas de Los Decepcionados fueron publicados en la Antología Binacional El Tunel 2.0 (2017). Los Decepcionados se presentó en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (2016) y en la Feria Internacional del Libro de La Habana. El cuento Hiviñas, fue adaptado para guion del cortometraje homónimo (1° Premio INCAATV, Festival de cortos Penca, 2016).

jueves, 16 de junio de 2011

EL MAR TRANSITORIO

La lluvia se desprende fría desde el cielo
su canto de balas y duelos lastima
los techos de lata

La lluvia no se detiene
Invade la calle y la inunda
Las acequias desaparecen
El golfo de un mar transitorio
se come las ruedas de los autos

En la noche de los relámpagos
el cielo ofrece la luz y el ruido
destellando sobre la mujer
que no sabe cómo cruzar la calle.

miércoles, 8 de junio de 2011

EN EL PARQUE

En el lago nadaban los patos
iluminados por la luna apretada
de vacío

Nos quedemos aquí
te dije señalando un banco
al costado de los juegos del parque

Unos niños bajaban por el tobogán
a la noche de la tierra
Sus padres hablaban sobre la inflación
los asesinatos
las pastillas para dormir
el miedo esperándolos en la almohada

Sentados frente a un árbol gigantesco como el éxodo
me tomaste la mano
y me besaste y te besé y nos tragamos
la luz

Después caminamos
jóvenes
sin ambiciones

respirando el otoño que del sur
era empujado por un viento helado
y filoso.

jueves, 2 de junio de 2011

ETERNO POLVO

Seis palos bastan
para quebrar la monotonía árida
del paisaje
bastan para cortar
el viento febril y aullante
del desierto

Tres palos de un lado
Tres más allá
del otro lado

En el centro de la cancha
los remolinos tumban a la soledad
y al silencio

Un puñado de niños
revolcándose en el eterno polvo
gambetea la última vuelta que da el mundo
en sus vidas

hambre y gloria patean la pelota
hecha de cuero gastado y de aire veterano

que gira como viento encerrado
y se pierde en los ranchos
de caña lata y barro

detrás del arco más lejano.